There's a ghost in me, Who wants to say I'm sorry. Doesn't mean I'm sorry.

viernes, 27 de marzo de 2020

El Silencio de mi Calle & El Mundo que Renace

Los virus están hace miles de millones de años en el planeta tierra conviviendo con todos los otros seres vivos en una simbiosis de vida y muerte mutua.

Como viejo loco ecologista desde que tengo memoria y amante de la naturaleza, este parate económico-social por la pandemia del coronavirus COVID-19 lo veo como una bendición para el planeta.

Me levanto muy temprano por la mañana, mientras tomo mates nunca amargos con my Best Of de Café del Mar @ Google Play Music, no escucho camiones, ni bondis, ni nada mecánico: solo las aves, y el silencio ausente de humanos que tantíssimo he deseado durante toda mi vida.

No hay gritos de personas, ni niños, ni colegios ruidosos. No hay nadie en las autopistas ni avenidas cercanas. Las plazas están cerradas, los negocios también. No pasa un alma en la calle. Es la ilusión de que no quedó nadie on earth. And I like that surreal feeling.
Amo el sonido del silencio.


Como amante XL del cine catástrofe, estos momentos me hacen recordar fuertemente a demasiadas escenas de 28 Days Later (2002) y I Am Legend (2007).
Las hojas se acumulan en las veredas y la naturaleza va ganando el espacio que siempre le correspondió antes de que le metamos cintas de cemento arriba con adoquines para transitar con tecnología contaminante y para nada amigable con el medio ambiente.
Lo natural se va apoderando de la ciudad. Ojalá engulla todo sin pausa ni prisa. A por todo!
Amo que esto suceda y yo pueda verlo bien vivo. Sano y en casa.

Las medidas de distanciamiento social que hoy aplican a esta crisis de salud mundial, yo ya las implementé desde hace décadas. Profilaxis necesaria para explotar mi escritura y creatividad al palo al servicio de la innovación tecnológica orientada y basada en la web.
This health measures suits me so well! Super confortable todo.

El Viejo Chomskysta & Ecologista Interior

Toda actividad humana contamina el planeta en mayor o menor grado. La cuarentena impuesta por muchos gobiernos del mundo a sus sociedades trae aparejado una recesión económica sin precedentes. Habrá sectores super castigados tales como el turismo, también las bolsas del mundo que dependen y forman los precios de los commodities around the world. No se puede especular con lo que no se comercia, simple like that.
Se cortan las rutas, los barcos salen mucho menos ya que no se los recibe por la cuarentena. Los Estados Nacionales tienen que salir, una vez más a sostener el Estado de Bienestar tan denostado por las fuerzas capitalistas del asco tales como Trump, Bolsonaro y el nefasto de Macri.
Aquí está el Estado, los Estados del mundo para sostener a la población, a la economía, a organizar la salud y proteger a los más débiles: algo que sabemos que hacen MUY MAL las fuerzas "invisibles" del mercado capitalista.

Gracias Dios no hay un día que no agradezca que esta crisis no tengamos a Macri como presidente de la alegría ante tamaño desastre mundial. Gracias pueblo argentino por volver a la senda del crecimiento y dejar los senderos de traición de la especulación financiera!



Adoro este silencio. Amo este encierro que depura el planeta de los tóxicos que ayudan a que este sea un mundo peor: el turismo es una fuente laboral de calidad y super genuina en muchos sino todos los países y con esta crisis (más la crisis climática que ya le sumaba bastante incertidumbre al sector) sufrirá indefectiblemente un golpe mortal. El turismo internacional es de lo que más contamina y más emite gases de efecto invernadero. La huella de carbono de toda la cadena es un horror de lo tóxica que es para el planeta. De ese ecosistema turbio sobre la cúspide están las aerolíneas comerciales, plus son un vector increíble de contagio a nivel mundial para esparcir el virus allá donde sea que haya turismo mundial. El golpe del coronavirus al turismo será enorme.
Parar los aviones, parar el turismo ultra contaminante, nicho #1 de los combustibles fósiles que se queman para el placer de viaje de unos pocos, es favorecer a la humanidad toda en este contexto de incertidumbre y temor a un virus desconocido y sin cura aparente excepto la prevención social mediante el aislamiento.
Guardarse en casa es un deber democrático. Un deber solidario con el otro, con el planeta, con la sociedad, con los más débiles y en riesgo.
Los Estados que ahora, una vez más, salen al rescate de la humanidad en todo el mundo están en el centro de la escena. Esta crisis sanitaria nos tiene que servir para sacar lo mejor de cada uno!
Dónde están los anti política diciendo que los Estados elefantiasicos están de más? Que están sobredimensionados? Que son el sumum de la burocracia? Los Estados son los médicos y las enfermeras que nos cuidan y cuidan a tus familiares si les agarró la peste del coronavirus. Esas ambulancias, esos camilleros, esos polis, esos hospitales y los insumos médicos que el Estado administra y dispone a la población EXISTE gracias a Dios contra los embates de las derechas del mundo, la gente gorila recalcitrante que desde ages ago despotrica contra el mejor actor y más grande gravitante sobre las vidas en sociedad: No hemos encontrado mejor mediador que el Estado Democrático del Siglo XXI. No lo hay. No hay mejor versión de nosotros mismos viviendo civilizadamente que dentro de un Estado Nación como los que se fundaron en el S. XIX y que mutaron en esto que estamos viviendo. Más eficientes, menos eficientes, defendiendo más los derechos humanos o menos. Es lo mejor que tenemos. Hoy está en la primera línea de fuego contra el coronavirus. Ahora se verá más o se verá menos de qué madera están hecha aquellos Estados más fuertes que tienen el rol central de proteger a la población ante la calamidad que estamos viviendo. Empezando a proteger a los más pobres, a los más débiles, a los que menos tienen. ESE es un Estado moderno, eficaz, sensible, presente y protector. Es ESO lo que necesitan los ciudadanos de cualquier país. Eso y no la ausencia de gobernabilidad por medio de un Estado paupérrimo, sin recursos, ausente de la vida de las personas, sin tener medios ni capital para ayudar en momentos de crisis a la población que lo sostiene.



Recuerda estos momentos cuando aquellos apóstatas del capitalismo vengan -again & again- a golpear tu puerta pidiendo tus ahorros para obtener ganancias mágicas espectaculares. Recuerda que los Estados-Nación modernos te salvaron la vida en una pandemia como no hemos visto en nuestras vidas.

Recordar es lo mío. Sobre todo si tenés lindos, sanos y buenos recuerdos. Si no tenés traumas que te impidan hacer de este un mundo mejor: Mi caso, thank you lord for that!

En el caso de esta pandemia tenemos que recordar para siempre estos hábitos de salud tan sencillos:
  • Lavarse asiduamente las manos con agua y jabón, 
  • toser y estornudar en el pliegue del codo,
  • tocar lo menos posible los espacios públicos,
  • extremar las medidas sanitarias cada vez que volvemos de la calle,
  • y jamás pero jamás automedicarse.
Un mal muy argentino, no solo mundial.


Gracias Coronavirus por ayudar a parar la economía mundial y hacer de este cielo prístino, sin metales pesados tóxicos, ni nubes ácidas, ni smog, a que la vida sea lo más pura posible a pesar de la desgracia que supone un virus letal como este para muchas comunidades dependientes del tránsito humano. Es un golpe letal al turismo, I know.

Si bien la economía argentina ya estaba postrada cuando la dejó el anterior desgobierno macrista, ahora el parate será enorme. Habrá que proteger a los más pobres, a los más indefensos, a los que menos tienen. Habrá que pelar toda esa creatividad que tenemos los argentinos y que los más vivos usan para abusar de los que menos saben por lo tanto de los que menos tienen.

Recordaré esta crisis como la oportunidad histórica que tuvimos para sanear el planeta de la actividad humana que todo lo transforma y destruye.
Descansan los ríos, descansan los mares, descansa el rainforest tropical, descansa el amazonas, descansan las especies marinas, descansan los mamíferos que nos comemos, descansan los corales, los ecosistemas que dejaron de ser agredidos salvajemente por el trade mundial que fue de 100 a 0 en cuestión de meses. La montaña más alta del mundo descansa de humanos por fin.
Veremos al mundo renacer en su esplendor mientras estamos guardados en casa. Escondidos de que no nos agarre la peste del virus.

Aún no hay cura. Aún no hay una vacuna. Aún no hay luz al final del túnel. Guardarse en casa parece ser la mejor estrategia en todo el mundo. Aquí un excelente (y largo) artículo médico y estadístico que vale la pena leer y que fundamenta esta medida radical jamás vista en los últimos 100 años. Aplanar la curva de contagios para que no colapse el sistema sanitario parece ser el único norte.

CODA

Cada mañana cuando estoy en soledad, agradezco estos días preciosos y prístinos que nos regala Mother Nature solamente por no tirarle encima los desperdicios tóxicos diarios en la tierra, por no dañar el aire y el agua que tan generosamente nos regala.

La tierra agradece. Las poquitas especies que quedan into the wild agradecen. Los ecosistemas al borde del colapso, agradecen y se regeneran. Todo florece.
Yo agradezco que la pandemia haya hecho parar el tren sin frenos de la súper destructiva globalización capitalista.
Quizá estando en cuarentena nos haga reflexionar como humanidad sobre el rol tóxico y central que tenemos en el planeta.


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Mientras escribía este post, en varias veces, corregido otras tantas as usual, agregándole pensamientos durante mi aislamiento social, suena Saman de Hildur Gudnadottir (uno de los tantos momentos mágicos: Heyr Himnasmiður) en modo mantra como todas estas mañanas. Hipnótico e inspirador a múltiples levels. Nordic music qué querés.